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EL BALNEARIO, VIRGINIA WOOLF

 Como en todas las ciudades costeras se imponía el olor a pescado. Las tiendas de juguetes estaban repletas de conchas laqueadas, duras pero frágiles. Incluso los residentes tenían una apariencia conchesca, una frívola apariencia como si el auténtico animal hubiese sido extraído con la punta de un alfiler y solo quedase el caparazón.  Los ancianos desfilando eran conchas; sus polainas, sus pantalones de montar, sus prismáticos parecían convertirlos en juguetes. Ya no podrían haber sido marineros reales sino conchas incrustadas en los bordes de marcos y espejos que yacerian en lo mas profundo del mar. Las mujeres-con sus pantalones, sus zapatos de tacones altos, sus bolsos de rafia y sus collares de perlas-tambien parecian las conchas de mujeres reales que salen por la mañana hacia la tienda de víveres.

A la una, esta frágil y barnizada población-crustáceo se arracimaban en el restaurante. El restaurante olía a pescado, ese aroma de zumaca con sus redes llenas de arenques y espadines. El consumo de pescado en el comedor tuvo que ser enorme. El olor invadía incluso la habitación que indicaba "Señoras" en el primer piso. Solo una puerta dividía esta habitación en dos compartimientos. Uno para sastifacer las necesidades naturales, y el otro, con lavamanos y espejo, para disciplinar con arte la naturaleza. Tres chicas jóvenes ya habían alcanzado la segunda etapa de ese diario ritual, ejerciendo su derecho a mejorar la naturaleza, subyugarla con sus almohadillas de maquillaje y barras de labios. Mientras se maquillaban, hablaban, pero su conversación fue interrumpida por algo asi como el aluvión de la marea subiendo; luego la marea retrocedió y se escuchó una de sus voces:

"Nunca me importó esa tontita risueña...A Bert nunca le importaron las mujeres altas...¿Lo has visto desde que regresó?..Sus ojos...son tan azules...como estanques...Los de Gert también..Ambos tienen los mismos ojos...Ambos tienen los mismos dientes...El tiene unos dientes tan blancos y bonitos...Gert también, pero un poco torcidos...cuando sonríe..."

El agua borboteaba. La marea espumeaba y retrocedia. Y dejaba escuchar lo siguiente:

"Pero él debería ser mas cuidadoso. Si lo cogen haciendo eso, terminará en un consejo de guerra..."

Un gran chorro de agua surgió del otro compartimento. La marea en el balneario parecía eternamente subir y bajar. La marea desvela y enjuaga esos peces diminutos. Retrocede, y alli están los peces de nuevo con el fortísimo olor de algun extraño aroma que parece invadir todo el balneario.

Pero al caer la noche la ciudad luce tan etérea. Hay un blanco resplandor en el horizonte. Aros y coronas de flores en las calles. La ciudad se ha hundido en el agua. Y su estructura solo puede descubrirse por las guirnaldas luminosas.

(1941)




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IN FACEBOOK

 


Today God accepted my friendship request


(one month later)


I blocked God


(one day later)


"Satan and you are now friends"


(one minute later)


Facebook blocked me.




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DIVERTIMENTO



 The poet is brooding

about death:

"Enfold me, wings of doom,

fluttering along the night.

Enfold me, arms of gloom,

play suave, be bright."

And then the poet proceeds

 hopping up and down

in Pogo-stick.







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ZEN POEM



 A Chinese gong resonated

and rippled into the sunrise.

The cats scampered away, the crows

in melancholy flight, the adder 

slinked inside the mossy well.

Even the Yizo statue always at rest

ran off to the golden paddies.

Only the butterflies with blue wings

stayed put sipping in the yellow roses.






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VIA QUERINI, VENICE, 1972

 

He is about to kick the bucket,

his last breath nearly to become

a dense mist shrouding La Giudecca...

Ezra Pound wistful stares the little finger

of Olga Rudge, tiny little finger, colour de rose.

There she stands, as ever in the last ten years

near the carcass of the old poet who lies down in bed

by the window overlooking the canal side.

The mist of his breath also enshrouds the dusk 

The gondoliers' shadows sing loud Puccini arias,

the seagulls hover over the isle of San Michele,

the belfry of San Giorgio Maggiore

like birds of ill omen.

Ezra Pound suddenly kiss Olga Rudge's

little finger without respite. 

In ecstasy sucks it like a toddler

the wet nurse's teat. He begs for more...

But no one will never know 

how was that last gesture,

 his last breath

 colour de rose,

no one except that little finger

 blossoming in that lifeless mouth.










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EARLY PEACHES


 The aroma of early peaches

weaving into the air

remembrances of you

(happenstances of love).


At the windowpane,

a wistful cat, his eyes

reflecting the murmuration

of starlings in the sky,

the gappy smile of a girl

running along the street.


At eventide I rush out

to the poisoned breeze

of downtown and canalsides:

people hop on the buses

like cattle ready to be put down

or living in blindfolded bliss...


...sitting on the stone ledge

in the portico of a church

like a beggar at sunset

I write sensual poems in dead leaves

falling from my mind

(happenstances of love,

remembrances of you).

A blackbird stays along with me,

a waxing moon, the aroma

of early peaches in March.



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I NEVER LEFT...

 

I never left my wave-worn town

near a Caribbean din of seagulls, gannets

and ghost-ships in the horizon.

I never left the azurest blue I've ever seen,

even the black and most dehumanised hours

were embathed in that serene blue

of Novalis flower.

I never left. I still watch from a wooden pier

the sun up and down

like a sudden daffodil in bloom

yellowing clouds, the lighthouse, my reveries,

even the rotten smell of dead cats

floating in the slick.

I never left the scent of fallen mangos

dreaming of dewdrops

the tender glance of mongrels

sulking along the shores

or lapping up pools of rain.

I never left that full moon like dancing

over the sea, over the white oleanders

to the rhythm of African drums.

The first kiss as sour as tamarind juice.

The first love as brief as the moth flight

I never left my wave-hugged town

nestled in the doldrums of a Caribbean isle

where a sea goddess, a stella maris

(the bluest I've ever seen)

still blows me gentle a breezy smile.





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THE PERSON FROM PORLOCK


The person on business from Porlock

 knocks on my door

and am I still ploughing on my best

poems ever to be.

Still moulding like a clay sculptor

the words to become the God's final words.


My cat snoozes over my red espadrilles,

he perhaps dreams about those poems: 

a dreamscape of moons plenty 

of goldfish and fireflies.

My red espadrilles might as well dream

 on toes with faces of egyptian cats.


The person on business from Porlock 

knocks on the buzzer like hell,

and I'm still plodding along to turn 

Venetian salizades, Parisian passages,

Sevillian callejas and English lanes

into the right path to the perfect elegy.


The crickets trill outside.

A breeze like the giggles of witches

prancing over bucking bulls.

My brindle cat now leaps 

onto a pile of books to be read...


The person on business from Porlock

knocks and knocks and knocks

at early morning.

 I don't want to open the door.

I don't want to sell my soul.

I only intend to keep blooming

 as ruderals in a landfill,

to keep toiling through the furrows of my brain

and digging into the last neuronal light,

my last elegy to come.









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EL ACENTO DE MI PADRE (KAVEH AKBAR)

 Un muchacho, más bello que yo,

que me ama por mi vocabulario y

por mis píldoras anaranjadas,

una vez me pidió 

traducir el inglés 

de mi padre.


*

Este poema quiere también 

que yo lo traduzca.

Estupido poema, estupidas manos

que lo escriben:


un acento no es un sonido.

Solo aquellos a quienes

les parece extraño

pueden reducir un acento

a un sonido.


*

Mi poema creció aquí,

sentado en este silla

americana

contemplando la inerte

nieve de América.

Hierba negra marchitandose

por la nieve, el extenso rastro

de un conejo como un fantasma

sentado erguido

diciendo: "ah",


*

Incluso eso es mentira.

No hay rastro.

Solo hierba negra, nieve

azul.

No puedo escribir esto

sin tratar de hacerlo

hermoso. Sumisión,

resistencia, rendición.


*

En su primera

inspección a Adán 

el Diablo entró en sus labios.

Mirad: el Diablo entra

en los labios de Adán,

repta a través de su garganta,

en sus intestinos

para finalmente emerger

de su ano.

"Es todo oquedad"- sonríe 

con disimulo el Diablo.

Sabe que sera fácil su trabajo

de llenar una sola extensa y humana

desesperación.


*

La camiseta de mi padre 

se asoma en su cuello. La mano

de mi padre rebanando piel,

cartílago de la carcasa de un pollo

que firme sostengo

 sobre la tabla de cortar,

A veces se muerde 

el labio inferior para suprimir

lo que debe ser 

la ira. Debe ser la ira 

porque es insonora. Mi inmenso

terror a lo que no puedo oír,

a mi ignorancia

es intraducible.

Mi padre habla un inglés 

perfecto.


Kaveh Akbar

(Tomado de "Pilgrim Bell: Poems", Vintage Digital, 2022)






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