Mis manos temblaban
de poseerla
y se cayó se quebró
en mil pedazos iridiscentes
como una figura de porcelana
china o de limoges
horas y horas pasé
recomponiéndola
pegando cada trozo
cada esquirla de su ser
según la imaginaba
en su perfección
al crepúsculo
en una vitrina
o sobre mi pecho
pero al final
recuperé no una figura
de pastorcilla con su báculo
y mejillas sonrosadas
que espera el silbo
de su señor
sino la figura
de una diosa guerrera
una Atalanta sin piedad
o una espantosa Kali
domadora de leones
sus manos apenas temblaban
de poseerme
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