LA SOMBRILLA
A Conrad Aiken
Porque, en los países cálidos,
adoran los árboles; porque
debajo de los higos sagrados Gautama
se convirtió en Dios, a causa de la lluvia,
a causa de un sol de justicia,
porque cumplimos órdenes construimos una tienda:
"con diez cortinas de lino trenzado,
y azul y púrpura y escarlata". Y porque
el arca requería protección, con cuatro columnas
sosteniendo las cortinas en alto, y " el velo
debe separar para ti el lugar sagrado
del mas sagrado." Planté la semilla
de un olmo y la regué. Descanso
en el refugio de esta sombra. Negras espinas
de metal y una tienda de paño
florecen donde el árbol se alzaba.
Discos flotan sobre las cabezas
de las imágenes
de dioses indios. A veces
son tres, y cada uno
mas pequeño que el otro
que sigue debajo. Y a menudo
estas hileras de aureolas
se desvanecen. Las coronan
sombrillas en su lugar.
Dos mil años antes del nacimiento de Cristo
-si alguien puede creer en las leyendas chinas-
la esposa de un carpintero llamado Lou Pan
una mañana le dijo a su esposo: "Tú y tu padre
antes de ti habeis construido bien, mi Señor. Pero vuestras casas
son rígidas, inamovibles. Ahora que la hierba
es parda en otoño, construiré techos
que uno pueda llevar encima. Construiré una pagoda
sobre un palo para tener refugio dondequiera que uno va."
Y eso es lo que se dispuso a hacer.
Cuando el Hijo
del Cielo marchaba de caza, veinticuatro sombrillas
le precedían. El Mikado progresó de igual modo
bajo un parasol rojo de seda: "emblema del poder absoluto".
Protectores de reyes y príncipes flotaban
sobre triunfales campos de batallas y procesiones,
moviéndose como un mar de olas revueltas.
y en la India, en 1877, el Príncipe de Gales,
(luego Eduardo VII)iba en procesión majestuosa
montado en un elefante,
con una sombrilla de oro. Los griegos
insinuaban sobre ritos secretos de un culto a la sombrilla.
En la Sciroforia, una sacerdotisa y un sacerdote
"iban desde la Acrópolis a un lugar llamado Scira
caminando bajo un enorme baldaquino blanco."
Y durante la Tesmoforia, esclavos
acarriaban parasoles sobre las cabezas de las mujeres
que traían regalos a Perséfone al templo,
deseando fertilidad. Y cuando dejamos cadáveres
a la intemperie, colocamos sombrillas sobre ellos,
no para protegerlos del sol sino, más bien,
para proteger el sol contra la contaminación
de los muertos. Al Papa lo transportaba un hombre en armadura
sobre un caballo blanco. Los ingleses y los franceses
las tapizaban con volantes, cenefas, pompones,
borlas, flequillos, chorreras de encaje, cuentas de vidrio,
lentejuelas, flores artificiales, plumas de avestruz,
solo Dios sabe que más.
Sobre el puerto vacio, gris e inmóvil,
las nubes se han ido acumulando toda la tarde, y ahora
el mar es agujereado por la lluvia. El viento sacude la casa.
Aqui, desde este ventana azotada por la espuma, observo
una sombrilla negra, hecha jirones y abierta al revés,
tambaleando salvajemente en la playa; una súbita ráfaga
la levanta hacia arriba, al revés.
Sobre el agua, aleteando y libre,
hacia el corazón de la tormenta.
Weldon Kees(1914-1955)